- Iván Olsen
- 09 Sep 2019 - 17:53
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¿Cuántas veces nos hemos reído (o llorado) leyendo cosas como “Por favor, vuelta lejos chaparrones cuando usted es hecho” o “Ninguana natación”? Que si “ji ji”, que si “ja ja”. Al fin y al cabo son pequeñas equivocaciones que como mucho harán que pierdas tu fe en la humanidad. Pero cuando uno de estos “pequeños” errores de traducción puede costarte el que te caiga una bomba en la cabeza ya no hay tanto “ji ji”, ni tanto “ja ja”; ¿verdad?
Pues precisamente de eso va a tratar el artículo de hoy. De auténticas c****** lingüísticas que bien pudieron (y algunas de hecho lo hicieron) cambiar el curso de la historia. Un total de 8 errores de traducción que seguro le valieron a su responsable alguna que otra colleja (con una silla). Te recomendamos que previamente te prepares mentalmente con estos otros 16 errores de traducción y 7 fallos de traducción de 7 grandes marcas (con los que al menos la sangre no llegó al río…). ¿Ya estás listo? Bien, pues vamos allá con algunas de las “perlas” lingüísticas más grandes que la historia nos ha dejado:
Los más de 1400 errores de traducción de la Biblia
¿Cuándo?: difícil decirlo. Se trata de un cúmulo de fallos que se han venido produciendo a lo largo de diferentes traducciones.
¿Qué pudo haber provocado? Más bien qué no provocó…
Repetimos: más de 1400 errores (sí, con sus 2 ceritos); que se dice pronto. Al menos eso afirma el orientalista George Lamsa, quien asegura que la actual Biblia cuenta con un gran número de fallos en su traducción (habrá que preguntarle también en qué idioma). Por poner sólo un par de ejemplos: Jesucristo en la cruz no exclamó “¡Dios mío!, ¡Dios mío! ¿Por qué me has abandonado?”, sino más bien “¡Dios mío!, ¡Dios mío! ¡Mi destino ha sido cumplido!” (en versión original sería ‘Eli, Eli, lamma sabachtani’). Tampoco el famoso “será más fácil que pase por el ojo de la aguja que un rico entre en el reino de los cielos” es cierto. Su traducción correcta no incluye a ningún “camello”, sino a una “cuerda”. ¡Y mejor paramos porque según este autor la virginidad de la propia Virgen también queda en entredicho!
La Guerra Fría…
¿Cuándo?: En 1956, cuando rusos y estadounidenses no paraban de tirarse los trastos a la cabeza.
¿Qué pudo haber provocado?: Nada, poca cosa; la Tercera Guerra Mundial.
Corría el año 1956 cuando el líder soviético de la época, Nikita Khrushchev, pronunció un famoso discurso durante un banquete ante diversos diplomáticos occidentales. Normal que se quedaran de piedra cuando sus intérpretes les tradujeron la siguiente frase: “Os guste o no, la historia está de nuestro lado. ¡Os enterraremos!” (un tipo muy amable el tal Khrushchev). Menos mal que los soviéticos aclararon rápidamente el malentendido: la frase se había sacado de contexto. Se trataba de una cita al ‘Manifiesto Comunista’ de Marx, y no de una amenaza directa. Su traducción correcta (que no literal) sería “aunque no lo quieran, la historia está de nuestro lado. Los venceremos”. Pensándolo bien tampoco es una frase muy amistosa que digamos…
…Y la no tan fría
¿Cuándo?: En 1977 (todavía se seguían tirando los muebles unos a otros).
¿Qué pudo haber provocado?: ¿Una relación amorosa?
Le toca turno al presidente estadounidense de aquellos años: Jimmy Carter. Aunque en este caso no hubo ninguna consecuencia alarmante, más bien tronchante. Y es que a bordo de su ‘Air Force One’ el presidente decidió visitar Polonia, país que en aquellos años se encontraba en la órbita comunista. Carter planificó un discurso con el objetivo de ganarse al pueblo polaco, pero el traductor (que se suponía sabía el idioma local) la pifió. Así pues en lugar de oír «esta mañana dejé Estados Unidos» los polacos entendieron «he dejado Estados Unidos para no volver jamás». Tampoco escucharon “he venido para conocer vuestras opiniones y entender vuestros deseos de futuro”, sino más bien que el presidente estadounidense los deseaba sexualmente. Y por supuesto Jimmy Carter no estaba feliz de estar en Polonia, sino “feliz de ver las partes privadas de Polonia”. Todo muy sensual.
La bomba atómica
¿Cuándo?: En 1945.
¿Qué pudo haber provocado?: Pudo haber impedido el lanzamiento de la bomba.
26 de julio de 1945. Las potencias aliadas lanzan un ultimátum a Japón a través de la declaración de Potsdam donde exigen la rendición del imperio nipón. Kantaro Suzuki, primer ministro japonés, convoca una rueda de prensa y declara “Sin comentarios. Seguimos pensándolo”. Pero eso no es lo que entendieron los aliados, sino “Ignoramos y despreciamos el tema”. ¿Por qué? Debido a la mala traducción del término ‘mokosatzu’, que puede significar ambas cosas. 10 días después Estados Unidos lanzaba las bombas atómicas sobre Hiroshima y Nagasaki.
¡Hay vida en marte!
¿Cuándo?: En 1897.
¿Qué pudo haber provocado?: Una aventura espacial de lo más cómica.
Ese fue el año en el que el astrónomo Giovanni Schiaparelli afirmó que Marte estaba cubierta por ‘canali’. “¡Gran noticia!” debió pensar otro astrónomo llamado Percival Lowell tras leer eso de “canales”. En 1906 este estadounidense ya tenía montado un observatorio en Arizona desde el que no paraba de anunciar que los marcianos habían construido artificialmente estos canales para transportar la escasa agua que había en el Planeta Rojo. La de esfuerzo que se hubiera ahorrado si hubiera traducido bien la palabra ‘canali’; pues no significa “canales”, sino que se refiere a estructuras totalmente naturales como las gargantas o los cañones.
La errónea Alta Edad Media
¿Cuándo?: Allá entre el 476 y el 1000 d.C.
¿Qué pudo haber provocado?: Que conociéramos este periodo de la historia de otra forma.
Alta Edad Media. ¿Nunca te has preguntado por qué se llama de esta forma? ¿En qué estaría pensando quien le puso aquello de “alta”? Pues seguramente en nada. En primer lugar porque el nombre procede de Alemania, donde sus gentes conocían esta época como “Vieja” o “Antigua Edad Media”. ¿A qué se debe entonces este cambio? Pues a una chapucera traducción al español: ‘viejo’ en alemán es ‘alt’. El resto como se suele decir es historia.
La cornamenta de Moisés
¿Cuándo?: Seguramente el mismo año que el de los famosos errores de la Biblia.
¿Qué pudo haber provocado?: Que el pobre de Moisés no fuera un cornudo.
Mira un momento la imagen de arriba. Sí, es el famoso Moisés de Miguel Ángel; pero fíjate en su cabeza. ¿Se puede saber por qué tiene cuernos? De nuevo y debido a una mala traducción. San Jerónimo fue en su día el encargado de traducir la Biblia del hebreo al latín; y todo fue muy bien hasta que llegó a la parte de “cuando Moisés bajó del Monte Sinaí estaba radiante”. Por lo visto para él Moisés no estaba ‘karan’ (radiante), sino ‘keren’ (cornudo). De ahí que el pobre de Miguel Ángel lo esculpiera con cuernos y de que todo el mundo piense que la esposa de Moisés le puso a éste los cuernos mientras estaba allá en el monte con los mandamientos.
El cabo de Hornos
¿Cuándo?: Alrededor de 1616.
¿Qué pudo haber provocado?: Que se le llamara de otra forma.
Originalmente este cabo tan conocido fue bautizado como ‘Cape Horn’ (en un holandés-inglés venido a menos) por el explorador Willem Cornelis Schouten. ¿Y por qué ese nombre? Pues porque el pueblecito natal del aventurero se llamaba ‘Hoorn’ y le tenía mucho cariño el buen hombre. Al traspasarlo al idioma inglés perdió una ‘o’ debido a que los holandeses pronuncian las dobles ‘o’ como una sola, quedándose en ‘Horn’. Ya para rematar nosotros los españoles lo traducimos como ‘Hornos’. Y es que para chulos nosotros.
Y ya para finalizar un último apunte. Respetamos sobremanera el trabajo de los traductores: en cómo estos lo dan todo para interpretar y traducir correctamente cada uno de sus escritos, en las muchas horas extras que dedican para tratar sus textos con el mimo y el cuidado que estos precisan. Y precisamente he ahí la razón de ser de estos artículos. Para que nos demos cuenta de la importancia y esfuerzo que requiere su trabajo. Si estás de acuerdo con esta opinión te pedimos por favor compartas este artículo a través de redes sociales con amigos y familiares; para que todos se den cuenta de la labor de estos profesionales de los idiomas.
Y para qué negarlo, también para echarnos unas risas.
9 comentarios
18 de septiembre de 2019 - 15:21
Faltó la traducción errónea del título del libro The Deep End of the Ocean de Jacquelyn Mitchard que cuando lo tradujeron al castellano pusieron «El lado profundo del MAR», cuando «mar» en inglés es «sea» y ocean» es «océano». Debería haber sido «El lado profundo del océano», o de otra forma pensaríamos los hispanohablantes que el título original era «The Deep End of the SEA» en lugar de «The Deep End of the OCEAN»
20 de octubre de 2015 - 19:57
faltó, Canal de la Mancha
21 de octubre de 2015 - 9:25
¡Muchas gracias por el aporte Luis! Nos lo apuntamos para un futuro artículo junto con las sugerencias de María y Jose L. Rosado 😉
25 de septiembre de 2015 - 16:49
«debido a la mala traducción del término ‘mokosatzu’, que puede significar ambas cosas.»
El término es Mokusatsu.
https://jisho.org/search/mokusatsu
21 de octubre de 2015 - 9:23
Sentimos mucho el error, lo corregimos ahora mismo. Mil perdones 🙁
26 de abril de 2015 - 20:34
No hay que olvidar Key West por Cayo Hueso o Ouanaminthe/Wanament por Juana Méndez.
27 de abril de 2015 - 9:04
¡Muy buenos aportes José! Los tendremos en cuenta para próximos artículos 😉
Y si conoces alguna más no dudes en compartirla, que encantados la incluiremos 🙂
17 de abril de 2015 - 8:39
A esta lista se podría añadir el nombre de Brujas en Bélgica, que en origen, en neerlandés significa «puentes», que en francés se hizo «Bruges» de ello y luego los españoles lo convirtieron en «Brujas», que no tiene nada que ver con la magia!.
17 de abril de 2015 - 9:20
¡Pardiez! Habremos de escribir un segundo artículo en el que insertar este error de traducción.
¡Muchas gracias por el aporte María! 😉
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